Las certificaciones y patentes que merece un reloj diver

    De la misma forma que los cronómetros tienen sus certificaciones de sobra conocidas, como la COSC, las resistencia al agua queda garantizada por la ISO 2281 y la ISO 6425. Solo esta última garantiza el correcto funcionamiento de los diver. ¿En qué consiste esta certificación?

    Las siglas ISO hacen referencia a la International Organization for Standardization, y su tarea es garantizar la calidad de los productos mediante una serie de pruebas. En el caso de la resistencia al agua, las normas ISO 2281 y 6425 dan garantía al cliente, pudiendo el reloj lucir la leyenda “Water Resistant”. De todas formas, hay que tener en cuenta que la ISO 2281 no hace referencia a los relojes de buceo. Es decir, garantiza que se pueden realizar tareas bajo el agua durante periodos cortos de tiempo en distintas condiciones de presión y temperatura, pero no que se puede bucear con ellos con confianza.

    El estándar específico de los divers es la ISO 6425. Hace referencia a los relojes usados en profundidades de al menos 100 metros (presión de 10 bar), con un sistema de cálculo de tiempo de buceo asegurado y visible en la oscuridad. Estas son las principales condiciones que debe cumplir un reloj con la ISO 6425.

    • Debe estar equipado con un dispositivo que calcule el tiempo de inmersión, como un bisel giratorio unidireccional, que impida el giro en el sentido contrario. Debe indicar los minutos y evidenciar claramente los lapsos de cinco minutos.
    • Las indicaciones deben ser visibles a una distancia de 25 cm en condiciones de oscuridad. 
    • Deben tener unas propiedades antimagnéticas recogidas en otro estándar (ISO 764), ya que es habitual que los submarinistas buceen cerca de restos de naufragios.
    • También deben estar protegidos contra los golpes (ISO 1413), ya que el reloj puede sufrir un choque durante la inmersión, al zambullirse o al regresar a la embarcación.
    • El agua salada no puede dañar al reloj, cuyas partes deben estar en las mismas condiciones antes y después de la inmersión.
    • La funcionabilidad del reloj en condiciones de presión debe quedar garantizada. Para ello, se testea el reloj con una presión 1,25 veces superior a la declarada.
    • El reloj debe tener algún indicador de que está funcionando, como un segundero en movimiento. 
    • No solo se garantiza el funcionamiento de la caja. También deben soportar las condiciones bajo el mar el resto de los elementos, como la correa.
    • No puede dar señales de condensación cuando sufre cambios rápidos de temperatura.

    Las patentes más reconocidas en los relojes divers

    La historia de los relojes de submarinismo es la de sus patentes. Desde el comienzo, el reto de las manufacturas al enfrentarse a este tipo de piezas fue cómo hacer para que el agua salada no dañara el reloj cuando está a mucha profundidad, algo especialmente importante para los submarinistas, ya que su reloj es su seguro de vida.

    Oyster de 1926

    Oyster Perpetual de 1957

     

    Submarinista en el Polo Norte con el Deepsea de Rolex (2010)

    La corona sellada de Blancpain

    Aunque es posible que mucha gente piense que el primer reloj “diver” fue de Rolex, no es así. Blancpain fue la primera marca que superó el reto de comercializar un reloj que soportara las duras condiciones bajo el agua. Y lo hizo principalmente gracias a su corona doblemente sellada, que hacía que, aunque esta se abriera accidentalmente bajo el agua, la máquina siguiera funcionando. Otra invención importante fue la que permitió asegurar el sellado del fondo de las cajas. Hoy, Blancpain tiene a la colección Fifty Fathoms como una de las referencias de los relojes de submarinismo.

    La caja Oyster de Rolex

    En la búsqueda de la hermeticidad para popularizar los relojes de bolsillo, Rolex dio con uno de los avances más importantes de la historia de la relojería. Aunque, en realidad, el invento no fue completamente suyo. Paul Perregaux y George Peret habían patentado el diseño original de la caja Oyster, patente que fue comprada por Hans Wilsford, creador de Rolex, en 1926. La caja Oyster (que debe su nombre a que, al igual que les ocurre a las ostras, el agua no entra en su interior) consiste en un sistema de bisel, fondo y corona enroscados sobre la carrura.

    La doble caja de Omega

    En 1930, el ginebrino Louis Alix patentó un sistema que hizo que el “Marine” fuese el primer reloj “diver” de Omega. Su principal característica era la construcción de una doble caja que garantizaba la protección del movimiento ante los cambios de temperatura gracias a una capa de aire entre ambas. Esta doble caja estaba fabricada en acero Staybrite. El hecho de tener que separar ambas cajas para dar cuerda mermó su éxito comercial.

    La válvula de escape de helio

    Esta invención protegió la vida de los relojes de los submarinistas que bucean a grandes profundidades. Estos deben pasar tiempo en cabinas herméticas de adaptación a los cambios de presión, y en ellas respiran una mezcla de gases que incluyen helio. Las moléculas de helio son muy pequeñas, por lo que pueden entrar en el interior del reloj. La válvula de escape de helio permite liberar ese gas concentrado dentro de la máquina. Fue en los años sesenta cuando Rolex aplicó este invento a su Submariner Sea Dweller.

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