35 años, la epopeya de Frederique Constant

    Fundada en 1988, Frederique Constant celebra su 35 aniversario en 2023. Una celebración que pondrá de relieve su experiencia relojera, que ha seguido mejorando a lo largo de los años, pero que nunca se desvía de su objetivo principal: ofrecer relojes de lujo Swiss Made a un precio justo. 

    Desde su creación en 1988 en Ginebra, Suiza, la marca no ha pretendido limitar sus relojes a un círculo restringido de conocedores sino, por el contrario, abrirlo a un público más amplio de amantes ilustrados que deseen adquirir relojes suizos clásicos de gama alta, a un precio estudiado. Para implementar esta resolución, la manufactura impuso entonces la aplicación de tres valores fundamentales para el desarrollo de cada uno de sus modelos: diseño, calidad e innovación. 

    Frederique Constant ha ido estableciendo sus propias reglas y ha trazado un camino que nadie se había atrevido a seguir. Un camino pavimentado con audacia, visión e inventiva, que le permite hoy ofrecer una gama de modelos de los que ningún otro relojero puede presumir: relojes de cuarzo, pero también mecánicos y, sobre todo, una colección de 30 calibres diseñados, desarrollados y ensamblados dentro de su propia manufactura en Ginebra.

    Una pareja de empresarios

     Esta marca no procede de un gran grupo, ni se basa en un antiguo nombre de la alta relojería, resucitado tras siglos de letargo. Los fundadores, Aletta y Peter Stas, no son suizos y, además, en ese momento ni siquiera residían en Suiza. Son holandeses y residían en Hong Kong.

    Hubiera sido difícil estar más lejos del tradicional harén relojero como el que ha animado Ginebra y Suiza durante tres siglos. Pero como dice el refrán, tal vez es porque nadie les dijo que su aventura era imposible, que ellos la hicieron posible.

    Durante un viaje a Suiza, la pareja vio la posibilidad de un renacimiento de la alta relojería mecánica Swiss Made, pero a un precio razonable. En ese momento, fue una conclusión visionaria. La percepción de un nicho, a medio camino entre los relojes de cuarzo de bajo y muy bajo precio, y el renacimiento paulatino de la alta relojería reservada a una élite. Aletta y Peter Stas consideran que entre estos dos límites hay una ventana para la relojería de calidad, asequible y que respeta los códigos seculares.

    Este tipo de relojería la encarnaría Frederique Constant. Esta visión de hacer que la alta relojería Swiss Made sea accesible al mayor número de personas posible no ha cambiado en 35 años. La manufactura siempre ha mantenido su rumbo, el de ofrecer gamas abiertas, creativas, regularmente renovadas, pero siempre muy asequibles.

    El ADN de la casa relojera ya es perceptible. Nunca cambiará. En 1994, Frederique Constant impulsará un auténtico avance en el diseño del reloj mecánico tradicional: crea su colección Heart Beat. La idea es obvia, tanto que a nadie se le había ocurrido: se trata de situar el escape del movimiento a las 12 horas y revelar su intimidad a través de una abertura circular. Esto permite admirar el corazón palpitante del reloj, de ahí su nombre.

    Un 35 aniversario a bombo y platillo

    Con motivo de su 35 aniversario, Frederique Constant entra en la feria internacional de alta relojería más prestigiosa, Watches and Wonders, que se celebra en su Ginebra natal. Una nueva consagración para un taller de rara fidelidad a sus principios originales, cuyo futuro y desarrollo internacional están asegurados desde 2016 por su pertenencia al grupo relojero japonés Citizen.

    Para celebrar este aniversario, actualiza su Tourbillon Manufacture con un diseño decididamente moderno, de líneas refinadas y a partir de una selección de materiales que inspirará a los amantes de la alta relojería. Seguirán muchos otros desarrollos, en particular con la introducción, en la segunda mitad del año, de un nuevo movimiento de Manufactura.

    A los 35 años, Frederique Constant sigue siendo una manufactura joven cuyas posibilidades son casi ilimitadas. Junto a sus colecciones principales, cuyo objetivo sigue siendo ofrecer una relojería tan cuidada como asequible.

    Además, ha ampliado gradualmente su gama de piezas más elitistas para grandes coleccionistas. Frederique Constant mira así hacia el futuro, con la intención de ofrecer una relojería siempre más vanguardista, dotada de una estética cada vez más delicada y acabados que se revisan y enriquecen constantemente.

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