El homenaje en Roland Garros a Rafael Nadal fue uno de los momentos más icónicos de las canchas de arcilla, al celebrar los logros del rey absoluto del torneo, con 14 títulos y uno de los pocos hombres en el mundo capaces de jugar tenis con un reloj de un millón de euros en la muñeca.
El evento contó con la presencia de varios de los grandes del deporte blanco. Hablamos de Roger Federer, Novak Djokovic y Andy Murray. Un reencuentro que fue el placer de todos los amantes de los relojes.
El homenajeado del momento, la leyenda de Nadal, lució un look total black con una pieza que combinó a la perfección con su atuendo. Hablamos del Richard Mille RM 27-05 flyng tourbillon, fabricado en Carbon TPT, es una joya técnica: pesa apenas 11.5 gramos, resiste hasta 14,000 g de aceleración y tiene un calibre esqueletado desarrollado para acompañar a Nadal durante los partidos
Homenaje en Roland Garros: la elegancia de Roger Federer
El Homenaje en Roland Garros al Gladiador, como también se le conoce a Rafael Nadal, también contó con la presencia de otra leyenda: el maestro suizo, Roger Federer.
Por supuesto, al ser embajador de Rolex no podíamos esperar un reloj diferente. Fiel a su estilo, llevó en su muñeca el nuevo Land-Dweller 40, un modelo presentado este año con caja de acero y esfera plateada. Los 40 mm de la caja marcan una nueva dirección para la línea profesional de la maison: más delgado en perfil, pero aún perfectamente Federer: preciso, elegante y con esa calma inoxidable que nadie ha logrado replicar.
Además de Nadal, también pudimos ver a Novak Djokovic y, como buen embajador, en su muñeca lució una pieza de Hublot: , el nuevo Hublot Big Bang 20th Anniversary All Black: 43 mm de poder monocromático, caja de cerámica pulida y satinada, y un movimiento UNICO visible a través del cristal de zafiro ahumado. Un reloj conmemorativo, lanzado por los 20 años del Hublot Big Bang, que encarna a la perfección el estilo del campeón serbio: técnico, decidido, espectacular. El negro total no es solo una elección estética, es una declaración de intenciones —silenciosa—, pero imposible de ignorar.
