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El Swiss Made: Crisis existencial a lo suizo

Durante los últimos años la globalización ha hecho que los suizos se replanteen cómo debe producirse un bien para poder ser considerado Swiss Made. Hace décadas no había ninguna duda. La materia prima se importaba de los países que la producían, pero el resto del proceso, íntegramente, se hacía en las manufacturas suizas. Pero hace unos años esta prestigiosa leyenda empezó a aparecer en relojes que lo único que tenían de suizos era el nombre de la marca. Por eso hubo que plantearse esta complicada pregunta: ¿qué es “ser suizo”?

El pasado 1 de enero entró en vigor la nueva legislación suiza sobre el Swiss Made. No fue fácil: el parlamento helvético invirtió unos diez años en debates y propuestas, las empresas suizas presionaron a las autoridades para compaginar sus intereses económicos con la necesidad de proteger una marca de tan alto valor, y miles de otras empresas fuera del país esperaron con inquietud la decisión, ya que de ella dependería buena parte de sus oportunidades de futuro.

Esta legislación afecta a todos los productos suizos. Pero pocas industrias han utilizado con mayor continuidad y rentabilidad la marca “Swiss Made” como la alta relojería. Por eso, durante años, uno de los temas principales de conversación en la industria fue cómo debería ser el proceso de producción de un reloj para que pudiera ser considerado suizo. Si las condiciones eran muy estrictas, las manufacturas perderían la oportunidad de externalizar partes de la producción, lo que favorece al precio final. Pero si la legislación se hacía muy laxa, estaba claro que relojes hechos en Asia con un ligero toque en Suiza podrían haber sido considerados “Swiss Made”. Además, se hicieron presentes las dificultades que entrañaba respetar los acuerdos de libre comercio firmados por Suiza, que podrían resultar en entredicho si la legislación era muy restrictiva.

Aunque la Federación de la Industria Relojera Suiza (FH) era firmemente partidaria de fortalecer la marca, también existieron voces contrarias. Muchos pensaban que una legislación dura beneficiaría a los grandes grupos relojeros e impediría la inserción de marcas independientes. El resultado real es que, a pesar de que finalmente el umbral del “Swiss Made” se ubicó en el 60%, pocas manufacturas han renunciado al uso de la marca y, en consecuencia, al acatamiento de los requisitos ahora exigidos.

¿Cómo debe estar hecho un reloj para ser “Swiss Made”?

1.      Al menos un paso fundamental del proceso de producción debe ser realizado en Suiza.

2.      Al menos el 60% de los costes de manufacturación del reloj deben imputarse al trabajo hecho en Suiza.

3.      Se tienen en cuenta todos los costes, incluso los relativos a la investigación y desarrollo, los controles de calidad o las certificaciones.

4.      Los productos naturales que no se pueden conseguir en Suiza, como los metales preciosos o el acero, no se incluyen en el cálculo.

5.      La materia prima que se puede conseguir en Suiza, pero en cantidad suficiente, computa tan solo en un porcentaje.

Datos

3%

Es el porcentaje del PIB de Suiza que corresponde a la industria relojera.

57.000

Es el número aproximado de personas que, directa o indirectamente, trabajan en la industria relojera suiza

50%

Es el porcentaje en el que puede llegar a incrementarse el valor de los relojes de alta gama hechos en Suiza gracias a la marca “Swiss Made”

112%

Es el porcentaje en el que se incrementa el precio de un reloj “Swiss Made” en Japón frente a otro similar sin país de origen definido

60%

Es el porcentaje de los costes de producción de un reloj que debe ser imputados a Suiza para poder lucir el “Swiss Made”

80%

Es el porcentaje de las materias primas que debe tener un producto alimentario para ser considerado suizo, excepto si la materia prima son productos que no se consiguen en el país, como el cacao o el café

100%

En el caso de la leche, el queso u otros productos lácteos, todas las materias primas deben ser suizas para poder ser “Swiss Made”

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