Imagina esto: estás en una cena y alguien menciona casualmente
que su nuevo reloj tiene “una reserva de marcha de 72 horas con escape
coaxial”, y todos asienten como si acabara de decir que está bonita la noche.
Pero en tu cabeza hay un pequeño caos. ¿Escape de qué? ¿quién está
huyendo? Tranquilo, no estás solo. El mundo de la alta relojería tiene su
propio idioma. Pero la buena noticia es que dominarlo solo requiere un poco
de curiosidad y este artículo, para que la próxima conversación de sobremesa
no te tome por sorpresa
Por: Etxenara Mendicoa
Corazón y músculo del reloj:
Movimiento (calibre): Es el motor del reloj, es el conjunto de piezas
que permiten que las agujas midan el paso del tiempo.
Mecánico manual: Movimiento que funciona al dar cuerda
manualmente mediante la corona.
Automático (self-winding): Movimiento mecánico que se carga con el
movimiento de la muñeca gracias a un rotor.
Cuarzo: Movimiento impulsado por una batería y regulado por un cristal
de cuarzo.
Rotor: Pieza semicircular que gira con el movimiento del brazo y da
cuerda al reloj automático.

Reserva de marcha: Tiempo que el reloj puede funcionar sin
recargarse.
Complicación: Toda función adicional a la indicación de horas, minutos
y segundos.
Cronógrafo: Función que permite medir intervalos de tiempo (como un
cronómetro).
Calendario perpetuo: Indica automáticamente la fecha correcta,
incluso en años bisiestos.
Fase lunar: Muestra las fases de la luna en un disco giratorio.
GMT / Doble huso horario: Permite leer una segunda zona horaria.
Alarma mecánica: Permite programar un aviso sonoro.
Repetición de minutos: Emite señales acústicas para indicar la hora.
Indicador de reserva de marcha: Muestra cuánta energía queda en el
muelle principal.

Espíritu y estilo del reloj:
Manecillas:
Dauphine: En forma de lanza, elegante y facetada.
Baton: Rectas y delgadas, estilo minimalista.
Mercedes: Icono de Rolex, con una estrella en la aguja horaria.
Cathedral: De estilo clásico, inspiradas en vitrales góticos.
Snowflake: Características de Tudor, con punta cuadrada y audaz.
Leaf (Feuille): En forma de hoja, típica de relojes clásicos.
Índices y marcadores:
Arábigos: Números estándar (1, 2, 3…).
Romanos: Números clásicos (I, II, III…).
Baton / Stick: Líneas delgadas usadas como marcadores.
Punto luminoso: Índice con material luminiscente (Super-LumiNova,
tritio, etc.).
Aplicados: Índices metálicos colocados sobre la esfera (no impresos).
Mixtos: Combinación de índices numéricos y geométrico

DE ADENTRO HACIA AFUERA
El calibre es el número de identificación del movimiento: Rolex 3135,
Patek Philippe 324, Valjoux 7750 son solo ejemplos, cada uno tiene su
personalidad, sus fortalezas y también sus fanáticos.
Algunos calibres genéricos son legendarios: pueden ser Sellita, ETA,
Valjoux u otros. Luego están los calibres de manufactura, desarrollados
en casa por marcas como Patek Philippe o A. Lange & Söhne, que son
como tener piezas de alta costura. Más exclusivos, más costosos, más
presumibles.
De acuerdo al diseño de su funcionamiento, pueden ser mecánicos,
automáticos o cuarzo. Un reloj automático es ese amigo que nunca
necesita que lo alimentes, pero que tampoco funciona si lo abandonas.
A diferencia de los relojes de cuarzo (que sacan la energía de una
batería), los automáticos se alimentan del movimiento de tu muñeca.

Dentro llevan un rotor, una pieza semicircular que gira libremente con
cada gesto que haces, es decir mientras conduces, escribes, y demás.
Ese rotor enrolla el muelle real (la fuente de energía del reloj),
manteniendo todo en marcha. Es ingenioso, elegante y completamente
mecánico.
La capacidad que tiene ese muelle es el tiempo que puede funcionar el
reloj sin que tengas que dar cuerda manual (mecánico) o movimiento
de tu muñeca (automático), es a lo que llamamos reserva de marcha.
Si alguna vez has abierto la tapa trasera de un reloj mecánico (o has
visto uno de esos videos en cámara lenta), habrás notado una pieza que
se mueve de un lado a otro, rápida y rítmicamente, como un metrónomo.
Esa es el áncora o escape, y es literalmente el corazón del reloj.
Su trabajo es controlar la liberación de energía del muelle, dejándola
salir en pequeñas dosis regulares. Imagínalo como un portero en una
discoteca exclusiva: deja pasar a la gente de uno en uno, con orden, sin
que se forme caos. Los tipos más comunes son el escape suizo de
áncora (el clásico, presente en el 95% de los relojes mecánicos) y el
escape coaxial que inventó George Daniels y que Omega usa en todos
sus modelos, y que requiere menos mantenimiento.
En relojería, una complicación no es un problema: es cualquier función
adicional a las horas y minutos básicos. Un calendario, un cronógrafo,
indicador de fases lunares, GMT o un tourbillon, estas todas son
complicaciones. Cuando un reloj reúne al menos cuatro de estas
complicaciones, se le llama Gran Complicación.











