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NEGOCIOS
EL LUJO COMO REFUGIO
Juanma Galván
Siempre se ha dicho que el sector del lujo resiste bien a las crisis. Lo que hemos vivido desde marzo de 2020 puede considerarse como la madre de todas las crisis, quizá solo superada por un conflicto armado. Entre todas sus características, la más significativa quizá sea la incertidumbre ante el futuro. Y es que este virus no deja de sorprendernos. Por eso nos encontramos en un buen momento para comprobar si en realidad la industria del lujo es tan resistente como se dice.
No tendrá que leer hasta el final para encontrar la respuesta: lo es. Así lo avalan los buenos datos de las grandes del sector. Las acciones de LVMH se han revalorizado un 76% desde comienzos
de 2020, duplicando su valor en bolsa. Otras grandes marcas han seguido sus pasos: Hermès sube un 134%, L’Oréal un 62% y Kering un 20,7%. Se trata de grandes conglomerados del lujo que abarcan marcas de distintos productos, que no se han comportado de igual manera ante el terremoto vírico. Se han vendido más yates, jets o muebles de lujo, y los hoteles de alto nivel están expectantes ante un 2022 que se presenta prometedor (sobre todo si Ómicron cumple el cometido que le han asignado los
más optimistas, convertir la pandemia en endemia). En cambio, el sector que nos ocupa en estas páginas, la relojería, ha visto empañados sus resultados debido, sobre todo, a su fuerte componente social. De hecho, Swatch no ha acompañado a las empresas señaladas en sus
fuertes crecimientos: sus acciones valen solo un 3,9% más desde comienzos de 2020.
Hay varias causas que hacen que el lujo resista bien a las crisis. Algunas son muy evidentes, como que el consumidor de este tipo de productos
no suele tener problemas económicos, por lo
que, aunque vengan peor dadas, puede seguir dándose caprichos. Otras se parecen a algunos
de los lugares comunes más repetidos durante la crisis financiera de 2008, aquello de que “en las grandes crisis surgen las grandes oportunidades” o, dicho de otra manera, que mientras unos lloran, otros hacen pañuelos. Las grandes empresas del lujo tienen buenos cimientos para hacerse en momentos difíciles con recursos que les permitan crecer. Por otro lado, las ventas
de productos de lujo sufrieron un incremento cuando terminaron los distintos confinamientos como señal de desquite ante un tiempo robado. A ello contribuyó decisivamente la venta online, un nuevo aliado en una crisis en la que viajar o abrir comercios era (y aún es) muy complicado.
CRECE LA DESIGUALDAD
EN LA INDUSTRIA
Como puede ver en la página anterior, la previsión de la industria es que las ventas de relojes de precio alto mejoren, mientras que las de rango inferior tarden aún en despegar. Esto tiene una consecuencia clara: las manufacturas que se centran en productos de precios altos tienen cada vez más cuota de mercado. Se fortalece así una tendencia de la que ya hablamos en ON TIME hace un par de años, cuando informamos que las cuatro marcas independientes (Rolex, Patek Philippe, Audemars Piguet y Richard Mille) representaron el 55% de los beneficios con
el 35% de las ventas. Por el contrario, los cuatro principales grupos (Swatch, Richemont, LVMH y Kering), compuestos cada uno de ellos por varias marcas de distinto rango de precio, alcanzaron el 43% de las ganancias con el 55% de las ventas.
BASELWORLD, TAMPOCO EN 2022
La organización de Baselworld ha decidido suspender la edición 2022, que estaba prevista entre el 31 de marzo y el 4 de abril. Es un nuevo tumbo de la que hasta 2019 fue la feria relojera más importante del mundo, después de que recuperara el nombre de siempre (sustituyendo al nonato “Hour Universe”) para la fallida edición de esta primavera. La organización señala que
lo hacen tras “intensas conversaciones con
las manufacturas y los distribuidores” y que les resulta muy complicado “lanzar un nuevo concepto para un nuevo público” durante esta pandemia. ¿Volverá realmente en 2023?
| 22 | PRIMAVERA 2022
Nos encontramos en un buen momento para comprobar si en realidad la industria del lujo es tan resistente como se dice.